Durante el pasado verano asistimos a irrupción de Óliver Torres en el panorama mediático español. Tras ganar el campeonato de Europa sub19 con 17 años siendo la gran revelación del torneo, el mediapunta del Atlético de Madrid fue reclamado por Simeone para realizar la pretemporada con el primer equipo. En ese momento comenzó a acaparar la atención de los medios de comunicación nacionales, que le dedicaron grandes reportajes, entrevistas y portadas con titulares muy sensacionalistas. Los atléticos, entonces, comenzaron a hablar del joven extremeño como el "nuevo Niño" de la cantera rojiblanca, en clara alusión a Fernando Torres.
Una seductora oferta que el Chelsea presentó a Óliver hizo temblar los cimientos del club colchonero, que reaccionó igualando el ofrecimiento del club inglés para retener a la nueva perla atlética. A partir de entonces el chico que la temporada anterior había jugado en el juvenil pasaba a tener status de estrella y, con ello, la responsabilidad de llevar sobre sus hombros las miradas y la ilusión rojiblanca para la presente campaña. Con el fenómeno mediático en plena ebullición, fue el Cholo Simeone quien puso el punto de cordura necesario en este asunto declarando que "el chico es muy bueno, pero no me lo apuren".
Desde entonces, la meteórica ascensión de Óliver Torres ha ido decreciendo de una manera asombrosa hasta llegar, quizá, a lo que habría sido el camino natural a seguir desde el principio. Después de no poder participar en la Supercopa de Europa y de haber debutado con el primer equipo en la jornada inaugural del campeonato, el extremeño ha ido perdiendo protagonismo al dejar de entrenar con el equipo de Simeone y estar participando de forma CSI testimonial en los partidos del filial que dirige Alfredo Santaelena. Incluso en la última jornada se ha quedado fuera de la convocatoria.
¿Qué ha ocurrido con el fenómeno Óliver? Seguramente qué en el verano, ante el temor en el club y en la afición atlética de que tanto Falcao como Diego no continuasen vistiendo de rojiblanco, se lanzó una campaña con el joven extremeño que no dejar a la grada del Calderón huérfana de ídolos. Ahora, con Falcao en plan estrella y un título en el bolsillo, no hay prisas por sacar a Óliver cuanto antes.
En un caso similar se encuentra en el Barcelona Marc Bartra. El central azulgrana lleva aguardando la oportunidad de jugar habitualmente desde que Guardiola le hiciera debutar en febrero de 2010 contra el Atlético de Madrid. Pero su oportunidad no ha llegado. En un equipo que lo ha ganado todo y que cuenta con centrales como Puyol o Piqué, Bartra ha tenido que ver cómo Pep primero y Tito Vilanova después, buscaban en Abidal, Mascherano, Busquets o Song alternativas a los dos internacionales españoles, obviando al propio Marc y a Fontás. Su participación se ha reducido a partidos intrascendentes de Copa, Liga o Champions, cuando el equipo ya tenía todo decidido y los técnicos hacían rotaciones. En uno de esos encuentros, con el Barça campeón de Liga, Bartra marcó su único gol hasta la fecha con el primer equipo azulgrana frente al Málaga en la última jornada de la temporada 2010/11.
Durante este tiempo, Marc ha alternado los entrenamientos del Barça y los partidos del filial. Sin embargo, esta temporada ya tiene ficha con el primer equipo. Sería fantástico que la razón fuese que Tito confía en el central y que desde el club apuestan por él, pero la realidad es que se trata del cumplimiento de una cláusula de la renovación del contrato que tiene hasta 2015 y que lo hacía obligatorio.
El problema que se le presenta a Marc Bartra y por extensión al Barcelona, es que Vilanova ya ha dado muestras suficientes de no contar con el joven central, que corre el riesgo de estancar su progresión por la inactividad y la falta de competición oficial. El Barça no se puede permitir el lujo de estropear a un gran jugador de futuro y el futbolista no puede pasarse mucho más tiempo sin jugar cada domingo. Estos indicadores hacen pensar que podría estar cerca una cesión en busca de minutos. Quizá en el mercado invernal. Habrá que estar atentos.
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