9.9.12

Canteranos y los que no lo son tanto.



Llorente se quiere ir
El verano del Athletic Club ha sido uno de los más convulsos que se recuerdan en mucho tiempo. Desde la polémica de Bielsa con los operarios encargados de las obras estivales en Lezama con cruce de declaraciones del técnico argentino y de la directiva bilbaína incluido, hasta los casos de Javi Martínez y Fernando Llorente, pasando por los problemas físicos de Muniain y la reciente operación de pubis de Ander Herrera, la afición del Athletic no ha ganado para sobresaltos después de una temporada impresionante en la que habían llegado a las finales de la Copa del Rey y la Europa League.


Sin duda los casos que más han dado que hablar son los de los dos jugadores campeones de Europa y del Mundo con la selección española. Tanto Fernando Llorente como Javi Martínez son jugadores muy cotizados en el mercado, jóvenes y con gran proyección, por lo que es normal que despierten el interés de importantes clubes europeos, como así ha sido en las últimas temporadas.
 

Javi Martínez ya se ha ido
Y claro, tanto Javi como Fernando han escuchado los cantos de sirena de equipos grandes, más que el Athletic, con los que optarían a conseguir lo que en Bilbao no han tenido hasta el momento: títulos a nivel de club. La doble decepción de la temporada pasada ya dijimos en este blog que podía pasar factura al club de Ibaigane y así comienza a ocurrir. Equipos poderosos llaman a la puerta de los mejores jugadores con ofertas deportivas y económicas que el club que preside Urrutia no puede igualar. Algo irrechazable a la edad tanto de Llorente como de Martínez.
 


Amorebieta puede ser el siguiente
Los detalles ya se han contado en todos los medios de comunicación durante julio y agosto, por lo queno caeremos en el error de enumerarlos una vez más. Tan solo analizaremos la comprensible intención de cualquier profesional por mejorar sus números tanto en lo que se refiere a títulos como a salario. Ambos jugadores quieren crecer, dar un paso adelante, ser y sentirse importantes en el fútbol internacional para, de esa manera, ser más competitivos y gozar de mayor protagonismo en la selección.
 
El problema es que su club de procedencia es el Athletic, que para muchos jugadores es su máxima ambición. El futbolista vizcaíno siempre ha colocado el techo de sus aspiraciones en defender la elástica rojiblanca y ser aclamado en San Mamés. Para la inmensa mayoría de ellos no hay nada más allá de eso. Es algo que se mama en casa, en las calles y que aprenden en Lezama. Los que han pertenecido al Athletic desde chiquitos no aspiran a Madrid, Barcelona o cualquiera de los equipos punteros de otros países, no. Ellos solo quieren jugar en Bilbao.
 
Por eso, por esa razón cultural, casi religiosa, de la influencia del club bilbaíno en los sueños y en la forma de pensar de los jugadores, siempre ha sido muy difícil que uno de ellos se vaya del Athletic mediante un traspaso. Julen Guerrero, uno de los iconos de Lezama, rechazó una y otra vez ofertas del Real Madrid a mediados y finales de los noventa. En el fútbol actual ese romanticismo es impensable. El caso de Julen es, a todas luces, irrepetible. Y menos cuando los jugadores de los que estamos hablando, Javi Martínez y Fernando Llorente, no solo no son de Bilbao, sino que ni siquiera son vascos. Por eso, Javi Martínez, navarro, se ha ido al Bayern de Múnich tras pagar su cláusula de rescisión de 40 millones de euros y Fernando Llorente, riojano, no acepta la oferta de renovación del Athletic y se irá libre en junio si no lo traspasan antes.
 
Los aficionados bilbotarras no entienden las decisiones de estos dos jugadores, ni las de otros que si no han salido a la luz es para no desestabilizar más al club, pero han de saber que no se puede pedir un esfuerzo por seguir en casa a quien realmente no es de esa casa. El Athletic se ha desmarcado sensiblemente de su política de cantera firmando a jugadores de fuera de Vizcaya para los equipos de base, creando una cantera muy buena, pero no exclusivamente vizcaína, ni vasca. Si el perfil de jugador ya no es el mismo de hace veinte años en Lezama, no se les podrá pedir que su identificación sea la misma.
 
Una pena y un ejemplo para los demás clubes que históricamente han cuidado mucho la cantera, como el Sporting, el Real Madrid, el Sevilla... Si no se hacen jugadores, sino que se fichan de fuera para el filial, si juegan los de fuera antes que los de casa solo por justificar su fichaje y no por su rendimiento, no pretendan que cuando haya dificultades su comportamiento y su sentimiento por el club sea el mismo que el del futbolista que ha estado en la casa desde niño. Hay tantos ejemplos...

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