17.9.12

Joaquín Caparrós ya está en el top ten.


Joaquín Caparrós se ha convertido esta semana en uno de los diez entrenadores con más partidos dirigidos en Primera División de la historia de la Liga. Con 416 encuentros a sus espaldas dirigiendo a Sevilla, Deportivo, Athletic y Mallorca, el utrerano es el único técnico en activo que aparece dentro de los treinta primeros de la lista. Por delante de él aparecen nombres ilustres como Luis Aragonés, Irureta o Miguel Muñoz, que ocupan el podio con más de seiscientos partidos cada uno.




Lo que más puede llamar la atención de la carrera de Caparrós en la élite del fútbol nacional, si nos atenemos estrictamente a los números, es que todas sus temporadas han sido completas; es decir, que las ha comenzado y terminado, con la única excepción de la temporada pasada, su primera al frente del Mallorca, equipo por el que firmó en sustitución de Michael Laudrup. Es, por tanto, un entrenador sin destituciones que ha tenido la confianza de los dirigentes de los clubes por los que ha pasado. Y no por casualidad.

Caparrós es un entrenador serio, trabajador, metódico y exigente, muy exigente con sus jugadores y consigo mismo. Se trata de un técnico capaz de sacar lo mejor de sus futbolistas, a los que infunde un estilo competitivo que se ha convertido en el sello de identidad de cada uno de los conjuntos por los que ha pasado.

No se trata de un entrenador de esos considerados como "románticos" para los que el juego estético y de toque es su santo y seña. Los equipos de Caparrós no están exentos de jugar bien, pero lo que es seguro es que corren sin descanso, luchan hasta el final de cada partido, se dejan el alma en cada balón y saben manejar los tiempos del partido con maestría. Quizá no sean los más vistosos para el público, pero permiten al espectador llevarse del estadio más alegrías que disgustos. Caparrós no enamorará en un partido, pero conquistará en un proyecto. Siempre que se lo permitan llevar a cabo, como es obvio. No recordaremos su traumática estancia y salida del Neuchatel suizo porque bastante desgracia tuvieron Joaquín y sus ayudantes con toparse en su camino con semejantes individuos como para seguir teniéndolos presentes un año después. Aunque de todo se aprende y el maestro Caparrós sacaría una lección muy valiosa tanto deportiva como, sobre todo, personal.

Es el técnico andaluz ese entrenador del que todos sus colegas quieren ser herederos. Coger un equipo en el que haya estado Caparrós es casi seguro motivo de éxitos y títulos. Joaquín llega a un club y no solo al primer equipo. Trabaja mano a mano con la cantera y saca, cada temporada, jugadores de los equipos inferiores que dan el salto al primer equipo con la total confianza del entrenador. Se implica en el trabajo con los más jóvenes de una forma tan directa que es habitual verle haciendo entrenamientos específicos con las joyas de la cantera. Tras unos años en ese club, el siguiente técnico en llegar se encontrará, a buen seguro, con un legado impresionante que, de saber gestionarlo, producirá resultados a corto plazo. Que le pregunten a Juande Ramos, Lotina o Bielsa.

Ahora Caparrós está metido en la aventura de hacer crecer a un Mallorca que cogió en un momento convulso por el enfrentamiento entre Laudrup y Serra Ferrer y al que, poco a poco, ha llevado la estabilidad deportiva. La pasada temporada salvó la categoría a falta de cuatro partidos y en la presente lleva dos victorias y dos empates en la cuatro jornadas disputadas hasta la fecha.

Todos estos serían motivos más que suficientes para considerar a Joaquín Caparrós como uno de los grandes nombres de los banquillos españoles pero es, sin duda, el reconocimiento de sus compañeros de profesión y el respeto de los jugadores que han pasado por sus equipos los que hacen de él un tipo apreciado y querido. Los detalles como el que tuvo con su carta a Manolo Preciado justo antes de comenzar esta liga en la que ya no estará el malogrado técnico cántabro son los que mejor reflejan la valía de este currante de lis banquillos que ya forma parte del top ten de entrenadores de nuestra Liga. Y lo que queda por venir.


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