7.8.12

Si Coubertain levantara la cabeza...

Si el barón de Coubertain viese lo que se está viendo en estos Juegos Olímpicos no sabría decir en qué se ha convertido el espíritu olímpico y aquello de que "lo importante es participar".

Desde la tremenda profesionalización de los deportistas a la comercialización absoluta de los Juegos, las señas de identidad y sus esponsorización tan cerrada que se prohibe a los espectadores entrar en los recintos con ropa que pueda publicitar alguna marca competidora de los patrocinadores del COI, en nada se parecen los Juegos de ahora a los que Pierre de Coubertain retomó hace más de un siglo.



La limpieza en el deporte, la nobleza, la deportividad, la unión de las culturas, las naciones, las razas y las religiones en torno a un evento por el que en la antigüedad se paraban las guerras. Todo eso parece haberse quedado a las afueras de la Villa olímpica londinense.

Futbolistas que se tiran para perder tiempo. Otros que rodean y zarandean al árbitro. Parejas de bádminton que son expulsadas de los Juegos por dejarse ganar para escoger rivales. Selecciones de baloncesto bajo sospecha por el mismo motivo. Deportistas vetados por doparse y otros readmitidos aunque con procesos abiertos...

El espíritu olímpico actual en poco se parece al que ideó Coubertain, pero la complacencia de los miembros del COI fomenta que se den estas situaciones. Habrán de replantearse el modelo de competición en muchas disciplinas si quieren acabar con las suspicacias.

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