12.11.12

El momento de Morata




La cantera del Real Madrid ha estado en boca de todos en las últimas semanas. El distanciamiento entre Mourinho y Toril, de que ya hablamos aquí, la falta de oportunidades que los canteranos tienen de dar el salto al primer equipo, la edad que deben tener los componentes del filial o la necesidad de emigrar para triunfar de muchos de ellos han sido hilos de conversaciones, debates y tertulias en medios de comunicación y en barras de bar de toda España. Los más significados detractores del entrenador portugués han tenido una constante fijación por lo dificultoso que para los jugadores del Castilla es llegar al primer equipo con la presencia en el banquillo de Mou.



Para defenderse, el técnico ha sacado por activa y por pasiva datos que acreditan que la situación que le echan en cara no es nueva ni exclusiva de su etapa en el Madrid. Con muchos de los entrenadores que han pasado por el Bernabéu antes que Mourinho el número de debutantes que han tenido una presencia meramente testimonial es muy superior al de aquellos que llegaron al primer equipo para quedarse. La exigencia en el Real Madrid es máxima e inmediata. No vale cualquiera, pues a los de casa la grada les exige más que a los demás pero, si cuajan, les idolatran incondicionalmente, pues representan los valores del madridismo que desde chiquitos han mamado en las categorías inferiores del club.

De un canterano no sólo se pide que lo dé todo por el escudo o, como decía Santiago Bernabéu, manchen la camiseta de sudor o de sangre pero nunca de vergüenza, sino que marque la diferencia y muestre la calidad en cada partido. Ese es el motivo de que rara vez salga una hornada de jugadores del estilo de la Quinta del Buitre, en la que sean varios canteranos los que, simultáneamente, se hagan hueco en las alineaciones del primer equipo. La obligación del joven jugador del filial es pelearle el puesto a varios de los mejores jugadores del mundo y desplazarlos para ocupar su sitio. Y claro, no todos valen para eso.

La cantera madridista, La Fábrica, ha sido un vivero de jugadores de primer nivel toda la vida. Son innumerables los jugadores que cada año militan en los clubes de Primera y Segunda con pasado blanco. No fueron capaces de asentarse en el Real Madrid, pero se han hecho un nombre en el mundo del fútbol dando alegrías en otros estadios de renombre. Pero el Madrid es otra cosa. Exige llegar joven, ser mejor que los demás y serlo durante muchos años. Ese es el perfil de futbolista que busca Mourinho. Por eso prefiere que un canterano no llegue a debutar si no va a tener opciones de consolidarse en el equipo. Él quiere sacar estrellas, jugadores referencia, que trasciendan más allá de algo testimonial. Por eso puede sacar menos jugadores que los demás y por ello es criticado.

Ahora es el turno de Morata, un jugador que ya había debutado, que parecía no contar y que tuvo ofertas de clubes muy apetecibles para seguir el camino de tantos otros. Pero Mourinho le retuvo en verano y le ha ido trabajando. Cuando había tenido alguna oportunidad de jugar el chaval había mostrado buenas maneras, pero no había marcado aún. Y un delantero que no marca es un delantero que no juega. Ayer marcó, y lo hizo cuando su equipo más lo necesitaba, con los demás delanteros lesionados, el equipo perdiendo en un campo infame y quedándose a diez puntos del Barcelona en la tabla. Es de suponer que este gol le aporte muchas cosas a Morata, pero el entrenador le va a pedir más, mucho más, porque Mou no quiere que Morata sea un jugador de Primera División, quiere que sea un jugador del Real Madrid. Y por muchos años.




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