Hay dos fechas en el calendario de la Liga BBVA marcadas en rojo desde el mismo momento en que se hace público el calendario, aquellas en las que están fijados los partidos que enfrentarán a los dos equipos más potentes del campeonato. Real Madrid y Barcelona centran las miradas de todos y, cuando llegan sus duelos, se paraliza la atención a los demás equipos en medios de comunicación y tertulias, tanto de radio y televisión como las de las barras de los bares. Aparecen entonces multitud de recursos periodísticos para llenar páginas y minutos de información que no por repetidas una y mil veces dejan de ser utilizadas antes, durante y después de cada clásico. Es el momento, también, de viejas glorias trasnochadas que tratan de volver a recibir el calor que emiten los focos y dejar la oscuridad del olvido mediático. 
Pero algo está cambiando este año. Cuando la bipolaridad de la Liga de las Estrellas parece estar en su punto álgido, cuando el potencial de las plantillas madridista y azulgrana acrecienta el abismo que las distancia del resto de los equipos mortales, aparecen dos candidatos a asomar la cabeza y ganar puntaje en la encuesta de los favoritos. El Atlético de Madrid de Simeone y el Málaga de Pellegrini están acaparando elogios en este arranque de temporada por sus actuaciones en el campeonato liguero y también en las competiciones continentales. Mientras los dos grandes dan más que hablar por sus líos internos y externos, por razones políticas o por las relaciones dentro de sus plantillas, colchoneros y andaluces están ganándose el merecido protagonismo que su juego y sus jugadores merecen en el campo.Cuando se habla de Atlético o Málaga es por razones de fútbol. Si en pretemporada dieron más noticias sus dirigentes por motivos de salud económica de los clubes, ahora son los verdaderos artistas quienes acaparan elogios por su fútbol y sus resultados.
Desde que el Atleti vapulease al Chelsea en la Supercopa de Europa hasta su reciente triunfo en la Europa League en el último suspiro, el equipo del Cholo ha establecido un récord de quince victorias consecutivas en competición europea, marca al alcance de muy pocos. También ha consagrado a Radamel Falcao como uno de los mejores delanteros centro del panorama mundial y ha acreditado que, por fin, no sólo tiene un buen equipo, sino una plantilla compensada y competitiva, capaz de afrontar tres competiciones sin resquebrajarse y pegar los vaivenes que los colchoneros están resignados a soportar bajo el lamento de "el Atleti es así". Los números y las sensaciones que desprende este equipo son los mismos que no se repetían desde el año del doblete. 
Por su parte, el Málaga de Pellegrini está siendo la sensación en su debut en la Liga de Campeones con dos partidos memorables y dos goleadas, sin haber encajado goles y con varios de sus futbolistas llamando con fuerza a las puertas del estrellato continental. Isco, el jugador que encarna a la perfección el espíritu rebelde de la revelación de la Champions, fue designado como mejor jugador de la primera jornada de esta fase de grupos y Eliseu logró el que probablemente haya sido, junto al de Benzema en Amsterdam, el mejor gol de lo que va de competición. El estilo del técnico uruguayo está calando una vez más en un equipo en el que sí le dejan hacer su trabajo con comodidad.
A ambos equipos, que se enfrentan en esta jornada, les pinta muy bien este inicio de temporada. Están en la posición más adecuada para ser los candidatos a poder optar a aprovechar cualquier despiste de Barça o Madrid. Si los dos grandes tienen una temporada más traumática de lo esperado porque, por ejemplo, el polvorín del vestuario merengue termine por saltar por los aires o a los de Vilanova se les haga demasiado alargada la sombra de Guardiola, allí estarán blanquizaules y rojiblancos para asaltar los puestos que parecen reservados para los máximos favoritos. la única duda que a estas alturas de temporada nos puede surgir es si tendrán plantilla suficiente para afrontar todo lo que se les viene encima en una temporada más larga y exigente de lo que están acostumbrados. Si son capaces de mantener el nivel, no sólo ganarán muchos partidos, sino que nos harán disfrutar con su juego e intensidad. Y estarán a las puertas del éxito.
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